Los misterios del consumo. A modo de introducción


En Lima, como en otras ciudades del interior del país, existe evidencia suficiente de una marcada expansión comercial.

De acuerdo con una nota difundida por Perú 21 existen ventajosas perspectivas para las inversiones en el sector comercio. La Cámara de Comercio de Lima (CCL) proyecta un aumento de 6.4% en 2010.

A fines del 2011 el país tendrá 40 centros comerciales. Si en 2002 había solo 62 supermercados a nivel nacional, en 2009 la cantidad llegó a 128. Por su parte, las tiendas por departamento pasaron de 13 a 33 en ese mismo período.

Por otro lado, el uso del dinero plástico continúa creciendo. Según información obtenida de Asociación de Bancos (Asbanc) la colocación de tarjetas de las entidades bancarias y financieras totalizo S/.9, 521 millones al cierre de abril, registrando un incremento de 559 millones (6.23%) frente a abril del 2009. A la fecha el número de tarjetas de crédito es superior a los 6 millones. La meta de los bancos es alcanzar las 15 millones de tarjetas colocadas en el mercado.

El creciente poder adquisitivo de los niveles socioeconómicos (NSE) C y D avivarían la dinámica comercial durante el 2010. La recuperación de la demanda interna y del consumo privado garantiza un crecimiento sostenido en el sector minorista y retail, así como el uso del dinero plástico.

Según informe del MEF en los últimos 7 años los quintiles intermedios ganaron terreno al quintil más rico. El quintil 3 vio incrementar sus ingresos promedio mensual del hogar en 58% a diferencia del quintil 5 que alcanzo un aumento de 19%. Es decir, los ingresos de clase media creció y la pobreza disminuyo de manera significativa.

Por lo tanto, el crecimiento comercial en Lima como en provincia se explica por la mejora adquisitiva de los hogares y por el mayor acceso al crédito.

En un contexto donde las lecturas de la ciudad llevan la impronta de los estudios de mercado, sugiero pensar los efectos de la denominada democratización del dinero plástico o popularización del crédito.

La democratización del dinero plástico es el motor de la apertura al consumo de ciertos sectores y de estrés financiero en muchos hogares.

El mercado de tarjetas de afiliación, es decir, las tarjetas de crédito ofrecidas por casas comerciales continúa expandiéndose. De acuerdo con cifras de la Asociación de Bancos (Asbanc), a marzo de este año se registraron más de 3 millones de tarjetas de crédito de establecimiento comerciales. La proyecciones apuntan al 70% de la población que aun no “goza” de los beneficios del dinero plástico.

Este post es una invitación a pensar en el predominio o centralidad del boom de las tarjetas de crédito, el aumento del consumo y el reinado del shopping, es decir, en las tendencias que marcan la pauta consumista en Lima y provincia.

Por José Carlos Quispe Sandoval
jcquispe@socialconsultores.com

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